El Tenerife-Girona que tendrá lugar este sábado en el estadio Heliodoro Rodríguez López podría considerarse como el partido de la jornada, pero para ambas aficiones será mucho más que eso. Este encuentro podría decidir perfectamente la temporada para los dos contrincantes y ambos saltarán al césped tinerfeño con la máxima intensidad pero también con prudencia dado el gran potencial que habrá sobre el campo.
Actualmente los gerundenses son segundos en la tabla, ocupando puesto de ascenso directo y están muy cerca de conseguir el sueño de jugar en Primera división, sueño que tenían en su mano hace tres años pero que se truncó en la última jornada. Ahora, los de Pablo Machín buscan repetir dicha epopeya, cambiando el final a otro más feliz. Y para ello es obligatorio aumentar la ventaja que los catalanes tienen respecto al tercer clasificado, que actualmente es de ocho puntos. Ese puesto lo ocupa precisamente el club tinerfeño, que en caso de ganar se situaría a cinco puntos, y que protagonizaría una lucha encarnizada hasta el final. Los canarios, además, tan solo han perdido un partido en casa en lo que va de temporada, por lo que se agarran a esa fiabilidad ante su gente para pelear por llegar a Primera división por la vía directa. Si a eso le añadimos que los de Montilivi están perdiendo muchos puntos cuando juegan lejos de su estadio, el resultado es una combinación explosiva cargada de emoción.
Toda esta tensión, no obstante, se difuminará como humo en el aire en el caso de que los visitantes logren la victoria. Eso distanciaría enormemente a los insulares a falta de tan solo ocho jornadas para el final de la competición y daría a los de Machín el ascenso directo de forma virtual, salvo que se produzca una hecatombe como la acaecida en el pasado.