Si en el Girona-Getafe se verán las caras el segundo contra el quinto, el Oviedo-Cádiz que tendrá lugar también este sábado no será menos ya que enfrenta al tercer y al sexto clasificado, siendo todos ellos candidatos a acabar la temporada en playoff de ascenso y quizá incluso un poco más arriba en la clasificación.

Los ovetenses acuden a este trascendental encuentro tras una racha positiva de encuentros sin perder, que dio comienzo a finales de enero tras caer goleado de forma estridente ante el Almería, equipo que ocupaba y ocupa puestos de descenso. Desde entonces los de Fernando Hierro han experimentado un cambio de juego, sensaciones y resultados que les ha llevado a instalarse de nuevo entre los seis primeros clasificados, si bien la séptima e indeseada plaza queda a tan solo tres puntos, por lo que los asturianos deben ponerse las pilas si no quieren que sus más inmediatos perseguidores les den caza. El conjunto norteño, además, le tiene cogida la medida a los gaditanos ya que en la ida se impusieron en el Ramón de Carranza por cero goles a dos, y además el ascenso a Segunda fue en el estadio amarillo también, propiciando que los andaluces pasaran otro año más en la categoría de bronce del fútbol español.

Así las cosas, el conjunto dirigido por Álvaro Cervero intentará canalizar la rabia frente a un rival que no se le da nada bien en busca de una victoria que sirva como bálsamo hacia el ascenso, y para hacer desaparecer los fantasmas frente a un rival tan impertinente para ellos como es el club del Carlos Tartiere. Para ello los gaditanos se apoyarán en el recuerdo de su última y brillante victoria, la cual se produjo sobre el Numancia en Los Pajaritos con un abultado resultado de cero a tres a su favor.

Son Eibar y Levante equipos que llegan a esta jornada con una losa encima en forma de malos resultados, que les exigen reaccionar cuanto antes si no quieren verse inmersos en puestos de descenso a final de temporada. Los armeros, de hecho, están empatados a puntos con el antepenúltimo clasificado y son ahora mismo una sombra lejana de lo que fueron la temporada pasada. Mendilibar debe encontrar cuando antes el problema y emitir un diagnóstico para recuperar a sus futbolistas. La hinchada de Ipurua, de hecho, comienza a expresar cierto hartazgo ante la impasibilidad y el pasotismo que están mostrando hombres tradicionalmente tan comprometidos como Escalante, Enrich, Capa o Ramis.

El principal arma de los vascos en los últimos tiempos ha sido su intensidad, su brega y su pundonor. Estas cualidades, al servicio de un gran entrenador como Mendilibar, hacía funcionar al equipo y permitía que cualquier jugador recién fichado cayese de pie y rindiese desde el minuto uno al entrar en el once. Eso tampoco está sucediendo con incorporaciones como Oliveira o Charles, que no superan el aprobado raspado y que apenas aportan cosas nuevas al equipo.

Los valencianos, por su parte, cuentan con un margen mayor de diferencias respecto al descenso gracias a su gran inicio de temporada, en el que encadenaron varias victorias. Los de Muñiz, no obstante, se han ido desinflando con el paso de los partidos y actualmente suman tres partidos sin ganar, mostrando además serios problemas de cara a gol. Solo Morales parece habilitado para marcar diferencias en ataque mientras que el resto de puntas aportan otras cosas pero no profundidad. Muñiz, de hecho, está rotando en la figura del delantero centro desde la lesión de Roger, a la que se ha unido la de Nano Mesa y el descarte técnico de Boateng, por lo que parece que Álex Alegría volverá al once.