Uno de los duelos más vibrantes de los dieciseisavos de final de la Europa League es el que tendrá lugar este jueves en El Madrigal. Dos de los equipos más potentes del continente europeo se verán las caras en un partido que mostrará lo mejor de cada uno de ellos. Los castellonenses, no obstante, llegan en un estado de forma preocupante ya que no dejan de pinchar en Liga y esa inseguridad puede extrapolarse a competición continental. El juego del conjunto amarillo está siendo decepcionante y especialmente deficiente en fase ofensiva. Hombres clave como Soriano, Sansone, Bakambu o Cheryshev todavía no han mostrado su mejor versión y la afición del club valenciano espera ansiado su resurgimiento, que podría darse en una de las grandes noches europeas a la que la afición del club dirigido por Fran Escriba tenía acostumbrada a su afición hasta no hace mucho.
El ex entrenador del Elche, en cualquier caso, sigue sin convencer a la grada ya que en muchas ocasiones se conforma con resultados pobres en vez de ir a por todas. La prudencia del técnico se palpa en las alineaciones y también en un sistema de juego poco atractivo y algo rácano en las asociaciones a la hora de llegar a la portería contraria. Escriba, además, sabe que su rival se encuentra en un buen momento de forma y es posible que ceda la iniciativa a los romanos, a pesar de que sería positivo llegar al partido de vuelta con cierta ventaja.
La Roma es tercera en la tabla en el campeonato italiano, pero lo que más impone de su fútbol es el gran momento de forma en el que se encuentra Edin Dzeko. El bosnio suma dieciocho tantos en el Calcio y junto a Nainggolan es el líder futbolístico de un vestuario que sigue manteniendo sus jerarquías ya que De Rossi continúa al pie del cañón, ya sea en defensa o en el eje del mediocampo italiano.