Siempre parece haber un piso más abajo en el sótano del fracaso del Mallorca, equipo que encadena tres partidos sin ganar y sin marcar y que ve cómo la Segunda B comienza a pasar de ser una amenaza a convertirse en una realidad. Ni Fernando Vázquez, ni Olaizola ni Sergi Barjuan ahora han sido capaces de dar un vuelco a la situación, algo que parece todo un misterio ya que por plantilla el club bermellón podría aspirar a pelear incluso por los playoffs de ascenso. Nada más lejos de la realidad, la escuadra isleña marcha penúltima, empatada a puntos con el farolillo rojo y a seis puntos de la salvación. Esto hace indispensable que los baleares ganen este fin de semana al Córdoba en casa, en un partido que es toda una final para un club que hace un lustro se codeaba con los equipos más grandes de país y que ahora vive una lenta agonía que le podría llevar a las catacumbas del fútbol español.
El problema es que el Córdoba también ve peligrar su futuro en la categoría, aunque las perspectivas para el club que dirige Luis Carrión son bastante mejores. El conjunto andaluz ha sabido reaccionar en el momento clave de la temporada y ahora afronta las últimas jornadas con cierto margen de maniobra. El descenso queda a cuatro puntos y ganando en la isla se quitarían de en medio a un rival directo por la permanencia que suele ser peligroso cuando se ve con vida en los últimos partidos del torneo. Los mallorquines suelen salvarse al final y aunque parecen haber agotado su crédito, es mejor asegurarse, por lo que Carrión saldrá con todo en busca de una victoria que impulse a los de El Arcángel hacia zonas más seguras de la clasificación para evitar así sorpresas desagradables.