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Zaragoza y Almería se encuentran empatados a puntos en la parte baja de la clasificación, situación inesperada para ambos que esta temporada esperaban luchar por volver a Primera división, categoría de la que sus respectivas aficiones disfrutaban hasta no hace mucho. Sin embargo, maños y andaluces parecen predispuestos a sufrir soberanamente esta temporada, ya no solo por entrar en los seis primeros puestos, sino también por evitar un posible descenso que aunque parece lejano podría suceder.
Y es que los almerienses, por ejemplo, se encuentran empatados a puntos con el antepenúltimo clasificado y hasta la pasada jornada se veían inmersos en los puestos de peligro, repitiendo así el peligroso episodio vivido la pasada temporada. Sin embargo, tras golear al Nástic de Tarragona por tres goles a cero la pasada jornada, el club que dirige Fernando Soriano comienza a levantar el vuelo mostrando mejores sensaciones y exhibiendo una ristra de jugadores ofensivos de gran calidad y en plena forma. Puertas, Iago Díaz, Quique González o Fidel conforman un ataque temible, difícil de ver en Segunda y obligado por tanto a marcar las diferencias y a hacer al equipo escalar posiciones en las próximas jornadas.
En La Romareda, por su parte, los últimos acontecimientos no invitan tanto al optimismo. En la última jornada el equipo empató a cero frente al Valladolid encadenando así seis partidos sin ganar y provocando por tanto el despido de un Luis Milla en el que se habían depositado enormes expectativas, sobre todo tras el gran inicio de temporada que completó el conjunto zaragocista. Sin embargo, la vida, y el fútbol como fiel reflejo de ella, son crueles y por tanto se producen acontecimientos que podrían parecer injustos pero que son imposibles de frenar. Milla contaba con el respaldo de directiva y jugadores, pero los resultados mandan y los aragoneses se encontraban ya al borde del descenso en una temporada en la que la calidad de la plantilla hacía pensar que se podía pelear por el ascenso directo.