Dura reprimenda la que recibió el Numancia el pasado fin de semana frente al Zaragoza en el derbi del Moncayo. Los sorianos cayeron goleados en La Romareda por tres goles a cero y dijeron adiós a una de sus últimas opciones de entrar en la zona de playoff de ascenso por primera vez desde que este sistema se instauró. El conjunto numantino se situaba hace menos de un mes en una posición envidiable, empatando a puntos con el sexto clasificado y mostrando una autoridad y un oficio sumamente importantes en este categoría. El viento soplaba a favor y los partidos se decantaban siempre a favor de los castellanoleoneses, ya fuese de forma contundente o ganando por la mínima. Desde hace tres jornadas, sin embargo, la desgracia ha llegado al equipo dirigido por Jagoba Arrasate, que ha perdido todos los encuentros disputados desde entonces encajando un total de ocho tantos y siendo incapaz de marcar ninguno. Los dos últimos equipos que se han enfrentado a los de Soria han dado una dura reprimenda al equipo y es preciso reaccionar ya para evitar que la situación de descontrole.
El Oviedo, por tanto, viaja con la mosca detrás de la oreja ya que un equipo herido en su orgullo es más peligroso que sano y confiado. Los asturianos, además, suelen pinchar cuando más necesitan puntuar, y este podría ser el ejemplo perfecto de dicho fenómeno. El equipo que dirige Fernando Hierro se mantiene cuarto en la tabla y sabe que los diez puntos que le separan del ascenso directo son inabordables, por lo que ahora los del Carlos Tartiere deben centrar todas sus energías en mantener lo que tienen, que es un puesto en la zona de playoff de ascenso. Para ello es preciso acabar con las esperanzas de sus perseguidores y desde luego los sorianos podrían volver a la brecha en caso de superar al conjunto ovetense.