Duro varapalo el que sufrió el Real Madrid el pasado fin de semana frente al Sevilla. La racha de cuarenta partidos invicto se fue al traste en los últimos cinco minutos de partido y muchos acusan de ello al erróneo planteamiento de Zinedine Zidane, entrenador que ni antes era tan bueno ni ahora tan malo pero que está acostumbrado a lidiar con las críticas y que además es experto en reanimar al vestuario tras chascos como este.
El principal objetivo de los blancos es no caer en una espiral que les lleve a vivir un año 2017 similar al que tuvieron hace dos temporadas, cuando también se proclamaron campeones del mundo iniciando después una caída sin frenos que les llevó a no ganar nada aquella campaña. Zidane sabe que la motivación y la intensidad son dos aspectos clave para evitarlo y que dichos factores no faltaron contra los hispalenses, sino que fue el entramado táctico el que ofreció lagunas, sumado a la falta de reacción por parte del técnico francés a lo largo del partido.
Sin embargo, este miércoles se presenta una oportunidad ideal para resarcirse, frente al Celta de Vigo en Copa del Rey. El torneo del KO es una competición que los de Concha Espina tienen, junto a la Liga, entre ceja y ceja. Los gallegos, no obstante, son un rival duro de pelar que vienen de ganar dos partidos consecutivos y que cuentan con Iago Aspas en plena forma, capitalizando el ataque celeste y bien flanqueado por Wass o Bongonda, jugadores que han comenzado el año por todo lo alto. Así, los madrileños deberán volver a adueñarse de la pelota para encerrar al rival en su área y dar así opciones a sus rematadores, sobre todo a un Cristiano Ronaldo que ya no está para contraataques y que se encuentra más cómodo mordiendo en el área.