Parecía haber vuelto la alegría a Miranda del Ebro después de ganar tras muchas jornadas sin hacerlo a un rival en la Segunda división. Los de Anduva, que llevan gran parte de la campaña en zona de descenso, veían así cómo se acercaba la salvación, objetivo factible tras un tiempo con la ilusión por los suelos. Sin embargo, el pasado fin de semana el Nastic agarró toda esa escasa alegría burgalesa y la tiró por la borda al golear a los de Pablo Alfaro por cuatro goles a uno en tierras tarraconenses. Cuando un equipo se encuentra en una situación delicada, necesita dar pequeños pasos hacia la recuperación y sobre todo no recibir grandes chascos que le hagan venirse abajo. Eso fue justamente lo que sucedió el pasado fin de semana y por lo tanto Alfaro debe levantar el ánimo de los suyos para reducir cuanto antes los seis puntos que separan al Mirandés de la salvación.
El problema es que el rival que visita el estadio castellanoleonés este fin de semana no está exento de calidad y se encuentra, además, en una buena dinámica ya que encadena cuatro partidos consecutivos sin conocer la derrota. La llegada de César Laínez ha cambiado por completo el ánimo del vestuario maño y ahora el club aragonés vuelve a ser un equipo competitivo capaz de exprimir toda la calidad que sus jugadores llevan dentro. Ángel, además, se ha reencontrado con el gol y promete dar guerra en este tramo final de temporada en la que su equipo no se juega nada. El conjunto de La Romareda supo reaccionar a tiempo destituyendo a Raúl Agné cuando las cosas no funcionaban y la Segunda B acechaba en el horizonte. Ahora el equipo se encuentra instalado cómodamente en tierra de nadie en la tabla y busca asegurar la permanencia cuanto antes para comenzar a diseñar el asalto al ascenso la próxima temporada.