Tiene el Barcelona más de siete vidas tal y como demostró en Liga de Campeones hace unas semanas, remontando al PSG, y sobre todo tras ver su épica actuación en el Santiago Bernabéu el pasado fin de semana frente al máximo rival. Los culés sabían que un empate les obligaba a renunciar al título de Liga, por lo que salieron a por todas en un feudo tan sumamente complicado como es el de Concha Espina. La jugada le salió bien a los de Luis Enrique y ahora lo que no se pueden permitir es volver a tropezar frente a rivales de menor empaque, tal y como les lleva sucediendo toda la temporada.
Así pues, el conjunto catalán tiene la obligación de ganar este miércoles al Osasuna en el Camp Nou. Los pamplonicas son colistas, se sitúan a nueve puntos de la salvación y pueden sellar el descenso en la ciudad condal en caso de perder. Todo este batiburrillo de circunstancias imprime un cúmulo de presión al partido que puede convertirlo en un choque de ida y vuelta peligroso para ambas zagas. Aun así, la superioridad técnica de los locales es tal que parece imposible que los navarros cuenten con alguna opción de puntuar en el coliseo blaugrana.
La situación de los rojillos es trágica, ciertamente, pero lo que más impotencia produce a los aficionados del Sadar es ver a los suyos haciendo las cosas bien en este tramo final de la temporada. El club de Navarra ha puntuado en tres de los últimos encuentros, ganando dos de ellos y situándose más cerca de la permanencia que nunca. Sin embargo, la reacción he llegado demasiado tarde y muchos se preguntan qué habría sucedido en caso de despertar un poco antes. En cualquier caso, los de Pamplona siempre dan la cara y ante los barceloneses darán todo lo que llevan dentro para rebañar sus últimas opciones antes de que el descenso sea matemático.