Después de cuatro partidos invicto volvió a perder el Mallorca, que cae de nuevo a la zona de descenso, la cual lleva rondando de forma ininterrumpida desde hace ya casi dos años. El equipo bermellón es incapaz de encadenar dos victorias consecutivas y eso lastra sus opciones de alcanzar los puestos tranquilos de la clasificación. Ni la destitución de Fernando Vázquez, ni la llegada de Olaizola ni los fichajes llegados en el mercado invernal parecen ser suficientes como para frenar la caída cuesta abajo y sin frenos en la que anda inmerso el conjunto insular.
El caso de los mallorquines parece el de un equipo que hasta no se autodestruya no parará de intentarlo. Siempre al filo de la navaja, los isleños cuentan con calidad de sobra como para superar esta situación y olvidarse de una vez por todas de la Segunda B. Su tridente ofensivo, compuesto por Lago Junior, Brandon Llamas y Lekic es envidiado por el resto de equipos de la categoría y solo es preciso buscar la forma de crear juego y lanzar ataques de forma acertada para que los delanteros decidan los partidos con sus goles. En ello trabaja Olaizola.
El Rayo, por su parte, tomó algo de aire el pasado fin de semana ganando in extremis al Almería, rival en la lucha por el descenso, por un gol a cero. Ahora pupilos del Pipo Baraja se enfrentan a otro competir directo por la permanencia y de hecho solo tres puntos separan a vallecanos y bermellones en la clasificación. Una victoria sería sin duda la mejor manera de pasar página y olvidar todos los problemas, sobre todo en el caso de los madrileños, que llevan todo el año siendo el centro de atención por diversas polémicas que descentran a los jugadores. La última de ellas, el rechazo de la afición al fichaje de Zozulya, jugador que hubiese venido de maravilla a un equipo que necesita oficio, brega, trabajo y gol.