Sigue el Almería dando una de cal y una de arena, de hecho lleva haciéndolo de forma ininterrumpida desde hace casi dos años. Los andaluces encadenaron varias temporadas en Primera división gracias a su regularidad, sin embargo desde que está se esfumó y se consumó el descenso, los almerienses no han dejado de dar tumbos. El equipo parece abonado a la parte baja de la clasificación y ni la calidad de su plantilla ni las grandes victorias, como la de hace dos semanas contra el Oviedo, parecen suficiente como para frenar esta carrera cuesta abajo y sin frenos.
Así, el pasado fin de semana los de Fernando Soriano volvieron a perder, esta vez frente a un rival directo por la permanencia como es el Rayo. El equipo es experto en fallar en las grandes ocasiones, cuando por el contrario ante rivales de empaque suele dar la cara. Es por ello que este sábado frente al Girona la afición espera que los suyos sumen los tres puntos puesto que los catalanes marchan segundos en la tabla y son un rival ideal como para despertar ese orgullo en la plantilla del club sureño.
Los de Pablo Machín, sin embargo, saben que no se pueden permitir el más mínimo tropiezo si desean mantener el pulso al Levante, líder de la categoría con siete puntos de margen. Los gerundenses saben también que el Cádiz está a solo cinco puntos de ellos y que por tanto un nuevo tropiezo provocaría nervios en la parroquia de Montilivi, despertando viejos fantasmas como los de hace dos años, cuando el equipo perdió sus opciones de ascenso directo en el último suspiro. En cualquier caso, el equipo sabe que no será fácil vencer a los almerienses puesto que ya se lo pusieron muy difícil en la ida, con un empate a tres goles que no dejó satisfecho a nadie.