Quedan cinco jornadas para el fin de la competición y el Sporting continúa aferrado de forma agónica a la lucha por la permanencia. Los gijoneses, de hecho, parecen ser el único equipo de la zona de descenso con opciones de lograr el milagro, pero para ello necesitan que el Leganés, único equipo alcanzable en la tabla, tropiece de forma continuada en los partidos que restan. Y por supuesto, los asturianos necesitan ganar, pelear sobre el campo como nunca y no dejar escapar más puntos ante rivales asequibles como sucedió frente a Osasuna el pasado fin de semana.
La tensión es considerable en la ciudad del Principado y, aunque la hinchada de Mareo comienza a acostumbrarse a jugárselo todo en las últimas fechas del calendario, este año la misión parecía abocada al fracaso. Los de El Molinón llegaron a estar a siete puntos de la salvación y el descenso a Segunda se dio por hecho varias veces tras dolorosas derrotas que no dejaban atisbo de esperanza. Lo que ha mantenido a flote al equipo, no obstante, ha sido el pésimo ritmo de puntuación de los conjuntos de la zona de abajo, incapaces de abrir hueco respecto a los tres últimos. Así las cosas, si los de Rubi ganan este martes el Espanyol se situarán a solo un punto de la tan ansiada zona segura y meterían mucha presión a los de Garitano en la recta final del campeonato.
Los catalanes, por su lado, siguen con la mirada fija en la séptima plaza, posición que daría acceso a Europa League en caso de que el Barcelona gane la Copa del Rey ante el Alavés. Los de Quique Sánchez Flores son conscientes de que los seis primeros puestos quedan demasiado lejos pero no se rinden en la pelea convertirse en el mejor equipo de la otra Liga, aquella en la que el poderío económico no influye tanto.