Pincharon Villarreal y Leganés el pasado fin de semana en una jornada que podría haber sido vital de cara a la consecución de sus respectivos objetivos. El club castellonense jugaba contra el Alavés en Mendizorroza sabedor de que una victoria le situaba a cinco puntos del Sevilla, cuarto clasificado. Sin embargo, los de Fran Escriba perdieron la cara al partido desde el primer minuto y ahora se ven peleando por asegurar una plaza de Europa League, tarea nada sencilla dado que multitud de equipos pugnan por idéntico objetivo. Los madrileños, por su parte, contaban con una oportunidad de oro ante el Espanyol para dejar la zona de descenso a ocho puntos de distancia a falta de seis partidos por disputar, pero Leo Baptistao marcó en el minuto 90 desbaratando esta opción y obligando a sufrir a los de Garitano hasta la última jornada de competición.
Así pues, el conjunto pepinero viaja a La Plana con la intención de ahondar en la irregularidad que asola a los locales esta temporada. Los de Butarque, además, han sumado puntos este año en campos sumamente complicados a costa de perder encuentros frente a rivales directos como el Osasuna, por lo que podrían tener opciones de salir victoriosos en su asalto a El Madrigal.
Los valencianos, por su parte, son conscientes de que una derrota les podría relegar a la séptima plaza, fuera de competición europea, algo que dejaría totalmente en evidencia a Fran Escribe. El ex técnico del Elche confía en seguir en el banquillo amarillo la próxima temporada pero para ello es obligatorio acabar la Liga entre los seis primeros clasificados. El principal problema que debe solucionar Escriba es la horizontalidad y la escasez de ideas del equipo en la zona de tres cuartos. Bruno y Trigueros dominan el medio, es cierto, mientras que Soldado, Sansone o Bakambu se ocupan del área. El problema es el nexo de unión entre unos y otros, y es que ningún jugador de la plantilla es capaz de asumir dicha función.