Son Cádiz y Rayo dos equipos populares, pertenecientes a la clase obrera y comprometidos con las causas del proletariado, que sin embargo a día de hoy deportivamente no tienen nada más en común ya que se encuentran en situaciones diametralmente opuestas. Basta echar un ojo a la clasificación para contemplar cómo los gaditanos, recién llegados de la Segunda B, compiten como leones por llegar a la élite del fútbol español en solo dos temporadas. Los madrileños, por su parte, acaban de llegar de Primera y van camino de realizar el trayecto inverso al que ha llevado el club amarillo puesto que ocupan plaza de descenso a la categoría de bronce.
La situación en Vallecas comienza a ser dramática ya que tres entrenadores han pasado ya por el banquillo sin que el rumbo del equipo haya variado un ápice desde la jornada número uno. Ahora, Michel se ha hecho cargo del banquillo del club que preside Presa, y es que el directivo intuye que el problema es más de gestión de vestuario que futbolístico. Tras apostar erróneamente por mantener al grueso de la plantilla que había en Primera, los de la Comunidad de Madrid se encontraron con un grupo caprichoso y consentido en el que nadie quería correr ya que además no estaban acostumbrados puesto que con Paco Jémez el fútbol de toque facilitaba la pausa. Michel, por tanto, hombre de club, con ideas frescas y con mentalidad cercana a la de los futbolistas, intentará apaciguar los ánimos y aunar esfuerzos para que todos vayan a una en busca de la salvación. Hombres como Miku, Javi Guerra, Embarba, Ebert, Trashorras o Baena cuentan con calidad de sobra como para dar la vuelta a la situación y acabar incluso en la zona tranquila de la clasificación, pero para ello necesitan trabajo duro, esfuerzo diario y sobre todo motivación.