Son Córdoba y Zaragoza dos grandes clubes en horas bajas, que hace poco se veían en Primera división compitiendo contra los más grandes y que ahora en cambio se ven obligados a dejarse la piel en campos de Segunda para evitar un descenso a la categoría de bronce que sería fatal para su futuro a corto plazo. Ambos equipos, además, se verán las caras este fin de semana en un partido que podría condenar a unos y permitir respirar a otros, en función del resultado final.
Los maños vienen de ganar al Numancia en el derbi del Moncayo por tres goles a cero, resultado que les ha permitido tomar algo de aire. Sin embargo, la depresión que se vivió en la ciudad cuando se dieron por perdidos los playoffs de ascenso afectaron al juego de los de Raúl Agne, hundiéndolos aun más en la clasificación. Esta es la situación que el ex entrenador de Girona o Tenerife espera revertir y la goleada del pasado fin de semana fue un bálsamo para luchar por acabar la competición en los puestos tranquilos de la tabla.
Los cordobeses, por su parte, volvieron a caer derrotas y Luis Carrión afronta una vez más una bola de partido ya que en función del resultado de este sábado seguirá al frente del equipo o bien será destituido. El club blanquiverde se sitúa a un solo punto de la zona de descenso y la junta directiva sabe que la presión puede tumbar a sus jugadores en caso de verse en un contexto similar a falta de pocas jornadas para el final de la competición. Es imprescindible, por tanto, llenar el zurrón de puntos ahora para contar con un margen de maniobra considerable y evitar males mayores más adelante. Hombres como Rodri, Pedro Ríos, Juli o Aguza deben dar un pase adelante en busca del objetivo, que a pesar de las altas expectativas iniciales, no es otro que salvar la categoría.