Son Valladolid y Córdoba dos equipos incapaces de ganar dos partidos consecutivos y ambos lo llevan demostrando toda la temporada. Los de Pucela, de hecho, llevan ya varios años mostrando una irregularidad desquiciante que levanta las protestas del José Zorrilla y que la alejan continuamente de la Primera división. Los andaluces, por su parte, viven en un estado de incertidumbre en el que nadie se atreve a decir si el objetivo del equipo debe ser pelear por llegar a la élite del fútbol español la próxima temporada o bien asentarse en la categoría tras vivir un sube y baja continuo después del último descenso.
Los de Paco Herrera quieren acabar con las dudas de una vez por todas, por tanto, y para ello el club necesita volver a ganar. Los vallisoletanos han sumado un solo punto de los últimos seis en juego pero se mantienen a cinco puntos de los playoffs, apretando los dientes para no quedarse descolgado en una carrera en la que Huesca y Lugo parecen tener mejores piernas que ellos para dar caza al Getafe, sexto clasificado. Sin embargo, el club blanquivioleta se caracteriza por no rendirse nunca y hombres como Juan Villar o José Arnaiz pueden dar testimonio de ello, siendo además los principales baluartes del club castellanoleonés para cambiar la dinámica en este tramo final de la temporada.
El club cordobés, por su parte, está un punto por encima de descenso y sigue ganando los partidos suficientes como para no caer en la zona peligrosa. Luis Carrión, entrenador en continua amenaza de ser destituido, está sabiendo lidiar con la presión y se mantiene en su papel de funambulista que tan buenos resultados le dio al frente del filial verdiblanco. El problema es que varios tropiezos seguidos pueden mandar a los de El Arcángel a Segunda B, por lo que si el equipo sigue jugando con fuego puede quemarse en las últimas jornadas.