Derbi catalán entre dos equipos que se encuentran muy alejados en la clasificación, con metas muy distintas en su mente. En la primera vuelta ambos clubes se vieron las caras y entonces parecía que pelearían por ascender a Primera división de tú a tú, ya que el Reus asombraba a todos firmemente instalado en la zona de playoff de ascenso. El Girona, sin embargo, ganó dicho encuentro y desde entonces los de Tarragona comenzaron un rumbo errático e irregular que les llevó a salir de los seis primeros puestos y a deambular por tierra de nadie en la clasificación.
Así, el conjunto que dirige Natxo González se sitúa ahora a siete puntos del sexto clasificado y comienza a observar temeroso una zona de descenso cada vez más cercana. Las aguas bajan revueltas y tras soñar con la épica cuesta enormemente volver a poner los pies en la tierra y pelear de tú a tú contra equipos que desean también mantener la categoría. En cualquier caso, el segundo equipo menos goleado de la categoría, y también el segundo menos goleador, se mantiene firme y rocoso en su juego, anteponiendo la fiabilidad defensiva a cualquier otro aspecto del juego y apostando por el contraataque como principal arma en fase ofensiva. Los rivales saben que no lo tienen fácil para doblegar a este recién ascendido que ha animado la competición de forma considerable durante gran parte de la temporada.
Los de Montilivi, por tanto, no podrán confiarse a pesar de la aparente debilidad del rival y de su cómoda posición en la clasificación. Los de Pablo Machín, como hace casi tres años, sueñan con jugar en Primera división y tienen al alcance de su mano tal hazaña, sin embargo llegan con la lección aprendida y saben que la relajación puede mandar al traste el trabajo de todo un año, como sucedió frente al Lugo aquella trágica tarde de junio que no puede volver a repetirse.