Duelo por la permanencia entre el antepenúltimo y el último clasificado, partido que a estas alturas debería ser vital pero que dada la situación de Osasuna, pierde algo de tensión y de importancia de cara a la lucha por la salvación. Y es que los pamplonicas se han despedido prácticamente de la permanencia ya que se sitúan a diez puntos del Leganés después de perder el pasado fin de semana contra el Atlético por tres goles a cero. Eso a pesar de que los navarros habían encadenado dos victorias consecutivas y soñaban con dar la campanada, sin embargo los 18 puntos que restan por disputarse parecen insuficientes como para que los de Vasiljevic sean capaces de levantarse y caminar. Aun así, los rojillos no son un equipo que se rinda fácil y hasta que las matemáticas no sean claras seguirán peleando por conseguir una machada que sería histórica. El equipo, además, consiguió hace dos semanas su primera victoria en El Sadar y confía en seguir dando mínimas alegrías a una maltrecha afición que lleva sufriendo fielmente toda la temporada.
El Sporting, por su parte, tiene todavía esperanza de lograr la salvación y sus ojos, inyectados en sangre, no dejan de mirar al Leganés, club que separa permanencia y salvación. Los madrileños se encuentran a seis puntos y juegan contra un rival muy duro, como es el Villarreal, por lo que es previsible que caigan en El Madrigal. Eso daría a los gijoneses una oportunidad de oro para colocarse a solo dos puntos del cielo, distancia que lleva muchos meses sin ser tan escasa. Así pues, este partido será una final para los asturianos y así la afronta Rubi, que a pesar de perder el pasado fin de semana frente al Real Madrid consiguió que los suyos ofrecieran una buena imagen, ganando moral de cara al que puede ser uno de los partidos más importantes en la historia de la entidad de El Molinón.