Tras tocar el cielo, hacer historia y celebrar con alegría desbordada una remontada tan excitante como la vivida el pasado miércoles contra el PSG, lo difícil para el Barcelona ahora mismo es volver a poner los pies en la tierra. Jugar en Riazor con la concentración máxima será muy difícil para los catorce jugadores que formaron parte de la épica hace unos días, por lo que es posible que el técnico asturiano realice algunas rotaciones y que Paco Alcácer o André Gomes tengan minutos.
No deben olvidar los culés que ahora mismo son líderes de la Liga y que dependen de ellos mismos para hacerse con el título, a pesar de que el Real Madrid dispone de un partido pendiente todavía. Tras la exhibición de Liga de Campeones, este equipo sale reforzado y ahora mismo es capaz de cualquier cosa, incluso de repetir el triplete conseguido hace dos años. Paradójicamente, el anuncio de la marcha de Luis Enrique parece haber liberado a los jugadores, que afrontan con menor presión y sin complejos el tramo final de la temporada. Si han sido capaces de conseguir lo imposible, ¿cómo no van a alcanzar lo factible?
El Deportivo de la Coruña debe, por tanto, aplacar los miedos ante un equipo que parece más un mito que otra cosa, y buscar sus puntos débiles. Además, desde que Pepe Mel se hizo cargo del equipo, los blanquiazules no han perdido, sumando cinco puntos de los últimos nueve disputados. Esto carga de moral al club gallego, que busca la salvación a toda costa sin tener que esperar a las últimas jornadas. Puntuar frente a los blaugranas sería un paso de gigante en dicha dirección. El problema es que Mel no suele rendir bien ante rivales del empaque de los barceloneses, por lo que tendrá que buscar alternativas a la hora de plantarles cara, sobre todo en fase defensiva.