Pasito a paso ha logrado salvar virtualmente la categoría el Numancia, club que ha cuajado una temporada errática en la que el descenso estuvo más cerca que nunca. Los sorianos estaban acostumbrados a renunciar a la pelea por entrar en los playoffs de ascenso, sin embargo tampoco solían ver peligrar la permanencia. Todo eso cambió este año, en el que los altibajos llevaron a los de Jagoba Arrasate a ilusionarse y desilusionarse con la misma rapidez, viendo factible el ascenso a Primera y el descenso a Segunda B en el mismo mes. Los tiempos locos, no obstante, ya parecen haber pasado y ahora el conjunto numantino se encuentra en su estado natural, que es la apatía más absoluta. Resta por tanto planear una temporada algo más ambiciosa de cara a la próxima campaña, en la que las incorporaciones den un verdadero salto de calidad al equipo y no se limite a aplazar el problema de cara a años sucesivos.
El Tenerife, en cambio, sí que se encuentra inmerso en los puestos que más emoción pueden deparar a una afición en la Segunda división. El conjunto dirigido por Pep Lluis Marti encadena varios meses consecutivos ocupando zona de playoff de ascenso y de hecho el equipo es tercero en la clasificación. Sin embargo, el Huesca no se rinde en su lucha por entrar entre los seis primeros clasificados y se sitúa a solo tres puntos de los tinerfeños, por lo que el equipo insular no se puede permitir el más mínimo tropiezo de aquí a final de temporada. Lejos de casa, sin embargo, los isleños solo han ganado cuatro encuentros de 16 disputados y deben por tanto mejorar sus prestaciones cuando juegan a domicilio si quieren importunar al Girona en la segunda plaza y alargar la emoción de su hinchada hasta julio como mínimo.