Partido de vital importancia el de este miércoles en El Molinón entre Sporting y Málaga, equipos que pelean por lograr la permanencia y que sufrirán hasta las últimas jornadas en busca del objetivo.
Especialmente complicada es la situación que viven los andaluces, que encadenan seis partidos consecutivos sin ganar y que se asoman a los puestos de descenso de forma sumamente peligrosa. La situación del equipo de la Costa del Sol es muy sorprendente ya que su plantilla es de gran calidad y debería permitir a la entidad pelear incluso por entrar en puestos europeos, tal y como se pretendía a inicios de temporada. La mala fortuna y la dinámica negativa, sin embargo, ha hundido al conjunto malagueño en la tabla, acabando con dos entrenadores y creando una inestabilidad que no ha beneficiado en nada a la concentración de los futbolistas. Ahora es Michel encargado de redirigir el rumbo, aunque solo ha sido capaz de sumar uno de los últimos nueve puntos disputados. El momento clave, por tanto, ha llegado, y es que si los sureños caen en tierras asturianas se colocarían a solo dos puntos de los puestos de descenso, con toda la presión que ello significaría para un club que no esperaba verse en esta situación.
Los gijoneses han olido la sangre y piensan salir a morder este miércoles para noquear a un adversario totalmente aturdido al que en ningún caso hay que dar vida. En la mano del club del Principado está una salvación que hace escasas semanas parecía harto complicada. Sin embargo, los de Rubi han sumado cuatro de los últimos seis puntos en juego, dejando atrás al Granada y postulándose como el club más en forma de los tres que ocupan lo más hondo de la clasificación. El problema de los de Mareo es que llegan a este crucial encuentro con cuatro jugadores sancionados por acumulación de tarjetas por lo que Rubi deberá buscar alternativas al once base que tan buenos resultados le estaba dando.