Son Córdoba y Elche equipos irregulares por excelencia, tal y como vienen demostrando a lo largo de todo el campeonato. Unos y otros comenzaron el torneo en la parte alta de la clasificación para posteriormente desmoronarse poco a poco hasta acabar siendo equipos intrascendentes en la parte alta de la clasificación. De hecho, ambos pelean ahora por asegurarse la permanencia y no sufrir en este tramo final de la temporada ya que el descenso acecha.
Los andaluces, sin ir más lejos, están sólo un punto por encima de la zona peligrosa y vienen de perder frente al filial del Sevilla por un gol a cero, ofreciendo una imagen que ha sonrojado a todos los aficionados del conjunto cordobés. Luis Carrión, sin embargo, se mantiene al frente de los de la ciudad de la Mezquita y parece convencido de que tarde o temprano se logrará la permanencia. El problema es que esta plantilla no fue confeccionada con tan humilde objetivo en mente sino que aspiraba a cotas mayores, como mínimo a pelear por acabar entre los seis primeros clasificados. No es menos cierto, por otro lado, que falta calidad en el once blanquiverde y que es necesario repensar durante el verano el rumbo que ha tomado la entidad en los últimos tiempos.
Los ilicitanos se encuentran algo más alejados del descenso, es cierto, a seis puntos, sin embargo esto puede ser un arma de doble filo para ellos, que todavía no son conscientes del peligro al que se exponen. Toril ha sido incapaz de mantener una línea uniforme de resultados positivos y ello ha levantado ciertas críticas entre la afición del Martínez-Valero, sobre todo después de la goleada encajada en casa el pasado fin de semana por de cero goles a tres frente al Zaragoza. Es cierto que los franjiverdes despliegan un juego atractivo y convincente, sin embargo les cuesta hacer gol más allá de las exhibiciones de Nino y durante el verano es posible que se cuestione el papel del actual cuerpo técnico en el caso de que la situación no cambie considerablemente en los próximos encuentros.