El Nastic ha demostrado en la temporada y media que lleva en Segunda división que es capaz de lo mejor y de lo peor, y que mientras se mantengan en la categoría de plata del fútbol español, la emoción no faltará. Los de Tarragona tocaron el ascenso a Primera con los dedos de la mano la campaña pasada, y meses después se vieron hundidos en la clasificación sin ser capaces de ganar más de un encuentro en los primeros veinte partidos disputados. El equipo parecía finiquitado y la Segunda B era su destino ineludible, hasta que Merino llegó al banquillo catalán en sustitución de Moreno. Desde entonces los tarraconenses han dado un nuevo vuelco a la situación y actualmente encadenan tres victorias consecutivas y cuatro partidos seguidos sin perder. La salvación ha pasado de utópica a factible en apenas un mes, y hombres como Achille Emana o Sergio Tejera lideran con mano de hierro un equipo impredecible en el que lo único seguro es que rendirse no es una opción.
El Sevilla Atlético quiere pinchar la burbuja de su rival para ahuyentar los fantasmas del descenso que hace poco sobrevolaban a los de Catalunya y que ahora parecen buscar otras víctimas con menos fuerza de voluntad, como podría ser el conjunto andaluz. El filial sevillista ha recorrido el camino inverso al de su próximo rival ya que hace escasas semanas se encontraba peleando por entrar en los seis primeros puestos, mientras que ahora, tras tres partidos consecutivos sin ganar, la ilusión ha desaparecido y la desesperación comienza a hacer mella entre las jóvenes promesas hispalenses. La recuperación de Borja Lasso, por tanto, es una gran noticia para que el equipo recupere el rumbo ya que desde que el atacante se lesionó los tropiezos se acumularon y la zona baja de la clasificación comenzó a aparecer amenazadora en el lejano horizonte.