Duelo mediterráneo entre dos conjuntos que se encuentran en situaciones diametralmente opuestas. El Levante suma tres victorias consecutivas, partidos en los que ha marcado siete tantos y encajado tan solo uno, confirmando que es el mejor equipo que ha pasado por la Segunda división en mucho tiempo y dejando claro que el ascenso directo es cuestión de semanas. El Mallorca, por su parte, volvió a perder el pasado fin de semana y suma ya cinco partidos sin conocer la victoria, lo que está lastrando sus opciones de lograr la permanencia.
Olaizola comienza a agotar su crédito como entrenador del conjunto balear ya que desde que se hizo cargo del equipo solo ha sido capaz de lograr los tres puntos en una ocasión. Los insulares se encuentran inmersos en los puestos de descenso y la salvación está a tres puntos, por lo que la reacción ha de producirse ya puesto que el margen de maniobra se agota. Ganar en casa al líder daría, además, moral y autoestima a un grupo de jugadores que llevan practicando durante toda la temporada un fútbol deprimido y plano. La plantilla del club bermellón es una de las mejores de la categoría, sobre todo en ataque, y sin embargo el equipo es incapaz de manejar el juego, convirtiendo los partidos en ruletas rusas de las que siempre sale perjudicado.
Los de Muñiz, por su parte, viajan a la isla con la tranquilidad que da saber que sus más inmediatos perseguidores se encuentran a nada más y nada menos que dieciocho puntos. Los valencianos saben que aunque pierdan la mitad de los encuentros que restan, el ascenso directo es un hecho, por lo que su mayor preocupación es no caer en la relajación y mantener la tensión competitiva hasta que las matemáticas les confirmen que la vuelta a Primera división se ha consumado.