Partido de altos vuelos el que tendrá lugar este sábado entre Oviedo y Girona en el estadio Carlos Tartiere. Asturianos y catalanes son segundos y quintos, respectivamente, por lo que se juegan su futuro inmediato en los próximos partidos ya que solo restan doce encuentros para que la temporada toque a su fin.

El equipo dirigido por Pablo Machín lo tiene mucho mejor que su rival ya que se encuentra cómodamente instalado en la segunda plaza, a diez puntos del líder pero ocho por encima del tercer clasificado, el Cádiz, que es el único club que podría arrebatarle el ascenso directo de aquí al mes de junio. Los gerundenses cuentan con margen de maniobra suficiente como para conseguir el objetivo con solvencia, sin embargo la derrota del pasado fin de semana en Montilivi contra el Cádiz destapó la caja de los truenos. La afición del club catalán mantiene fresco en el recuerdo la hecatombe vivida hace tres temporada, perdiendo toda opción de ascenso directo en la última jornada frente al Lugo, por lo que cualquier tropiezo como el de la pasada jornada retrotrae a la hinchada hasta ese fatídico día. Ese temor puede llegar a ser contagiado a las piernas de los jugadores, por eso Machín debe aportar tranquilidad a los suyos y hacerles ver que el objetivo está tan cerca que se puede alcanzar simplemente no cometiendo errores.

Los ovetenses, por su parte, están a doce puntos de la zona de ascenso directo y por tanto su objetivo no es dar caza a los de Montilivi sino sumar los tres puntos y alejarse del conjunto de equipos que amenazan con arrebatarle su plaza en los playoffs. El Huesca, sin ir más lejos, se encuentra a solo tres puntos del equipo que dirige Fernando Hierro, que cayó el pasado fin de semana frente a un decadente Rayo y que espera resurgir este sábado ante su gente.

Un punto conseguido de seis en juego es el pobre balance del Cádiz en las dos últimas jornadas, racha negativa que ha impedido que los andaluces aprovechen los pinchazos del Girona en la pelea por alcanzar la segunda plaza en la clasificación. Los amarillos son ahora cuartos en la tabla, a siete puntos de la zona de ascenso directo, por lo que necesitan revertir la dinámica para apurar sus opciones de llegar a Primera división por la vía rápida.

Los gaditanos vuelven, además, al Ramón de Carranza, estadio en el que tan solo ha perdido tres de los 16 partidos disputados hasta ahora. El fortín de los de Álvaro Cervera debe servir para doblegar al Lugo y meter así presión a los gerundenses, quienes comienzan a sentir cómo les tiemblan las piernas. Hombres como Álvaro García y Salvi en las bandas, acompañados de Ortuño en ataque y de Eddy Silvestre en el mediocampo deberían ser suficientes como para plantar cara a los gallegos y llevarse tres puntos importantísimos antes de entrar en la fase decisiva de la temporada.

Los lucenses, por su parte, vienen de ganar al Reus en el Anxo Carro y se mantienen con opciones de alcanzar los playoffs de ascenso. El equipo dirigido por Luis César Sampedro se sitúa a solo cuatro puntos del Getafe, sexto clasificado, por lo que llega al sur de España con la obligación de ganar si no quiere quedarse descolgado. El problema es que los gallegos solo han ganado dos partidos a domicilio, mostrando serios problemas a la hora de dominar los encuentros lejos de casa, por lo que tendrán que hacer un esfuerzo doble para evitar que la hostil afición gaditana les mine anímicamente. Para ello, Joselu, Iriome o Fede Vico deben dar un paso al frente y hacerse con la pelota desde los primeros minutos del encuentro.