Resurgió de sus cenizas el Zaragoza el pasado fin de semana goleando al Elche en el estadio Manuel Martínez-Valero por cero goles a tres y alejándose del descenso que amenazaba a los maños. Ahora, la zona peligrosa se sitúa a cinco puntos y los aragoneses cuentan con margen de maniobra suficiente como para rehacerse y acabar la temporada en la parte tranquila de la clasificación. La llegada de César Laínez ha supuesto un golpe de moral para los futbolistas de la entidad de La Romareda, que se encontraban sumamente desmotivados con Raúl Agne pero que han recuperado la alegría y la intensidad en el juego. Hombres clave como Zapater, Cani, Ángel o Lanzarote vuelven a tirar del carro, sobre todo estos dos últimos, que conforman una asociación ofensiva que cuando ha funcionado ha dado muchos puntos al club zaragocista.

El Valladolid, por su parte, busca acabar la temporada de la mejor forma posible tras caer en la última jornada frente al Nastic por un gol a dos en casa. La afición de Pucela se encuentra desilusionada pero resignada con el equipo, que lleva toda la temporada mostrando altibajos, rondando a veces el descenso y otras los puestos de playoff. Ahora, la sexta plaza queda a seis puntos y parece difícil hacer ese último esfuerzo que meta a los de Paco Herrera en la pelea por llegar a Primera división. Hombres como José Arnaiz o Juan Villar permiten soñar todavía con alcanzar dicha meta, sin embargo, la defensa vallisoletana es incapaz de mantener la solidez, no porque encaje muchos goles sino porque dichos tantos suelen llegar en los momentos menos adecuados. Así las cosas, todo lo que no sea ganar en La Romareda significará el punto y final a la temporada de los castellanoleoneses, que saben que su rival aún pelea por la salvación y que deben saltar al campo con la máxima concentración.

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No trae Moscú buenos recuerdos al Sevilla, y es que fue en tierras rusas cuando los andaluces perdieron toda opción de superar la barrera psicológica de los octavos de final de Liga de Campeones, en aquella ocasión jugando frente al CSKA de Moscú. La temporada pasada fue el Leicester el encargado de desbaratar las opciones de los hispalenses, también en cuartos, y la afición comienza a desesperar ya que mientras que en la Europa League superar eliminatorias era relativamente sencillo, mientras que en el máximo torneo continental la cosa se complica.

Esta temporada Eduardo Berizzo confía en cambiar las cosas y para ello prioriza absolutamente la idea de llegar en buena forma física a la última fase del año. Este planteamiento le dio grandes resultados la campaña pasada en el banquillo del Celta de Vigo, aunque fue a costa de rotar excesivamente en Liga, lo que le llevó a caer a los puestos intranscendentes de la clasificación. Eso es lo que la afición de Nervión sospecha que puede suceder este año, sobre todo después de caer frente a un débil Athletic la pasada jornada, con multitud de teóricos suplentes en el once.

Y es que el técnico argentino parece no entender que para rotar es preciso contar con una plantilla amplia y equilibrada, algo que jugadores como Corchia, Carole no permiten ya que se encuentran demasiado lejos del nivel de los titulares habituales. Además, esto provoca que Berizzo se lo juegue todo a una carta, de ahí la importancia del partido de este martes contra los moscovitas, equipo que marcha lejos de la cabeza en la liga rusa, dominada de cabo a rabo por el Zenit. Los de Europa del Este confían en el factor campo, en las bajas temperaturas y en la habilidad de jugadores como Luiz Adriano y Promes.