Cinco partidos consecutivos encadena el Mirandés sin ganar, es decir, el equipo burgalés aun no conoce la victoria en lo que llevamos de 2017. Ni los dos cambios de entrenador ni el toque de atención a los jugadores ni los puestos de descenso parecen afectar al conjunto de Miranda del Ebro, que continúa sin reaccionar y que ya es penúltimo a tres puntos de la salvación. El equipo, además, no se ha reforzado de forma notable en el mercado invernal y solo la vuelta de Urko Vera podría cambiar algo en el apartado ofensivo de los de Anduva. Además, en casa el equipo ha funcionado de forma relativa, sumando cinco victorias de doce posibles, por lo que aún hay esperanza, sobre todo sabiendo que el rival es un Oviedo que lleva la inconsistencia por bandera y que ha demostrado que es capaz de perder frente a cualquiera.

Y es que el equipo entrenador por Fernando Hierro está completando una temporada sumamente errática en la que alterna rachas de victorias con derrotas vergonzosas, sufriendo duras goleadas como la de hace dos fechas frente al Almería, equipo de la zona baja de la clasificación. Aun así, el técnico del club ovetense parece satisfecho con el trabajo realizado y defiende una y otra vez que lo importante es llegar al tramo final de temporada con opciones de alcanzar los playoffs de ascenso. En este apartado disiente con afición y directiva, y es que consideran que el club asturiano cuenta con plantilla de sobra como para aspirar a algo más, aunque ciertamente las dos primeras plazas queden demasiado lejos. Ese es el debate que lleva instalado en la ciudad ya dos años, sobre si la paciencia es un activo importante o una forma de conformarse. Los cierto es que el equipo suma solo dos temporadas en la categoría de plata y que exigir más podría ser precipitado. Por otro lado, la inversión realizada en fichajes ha sido muy alta y los resultados deberían ser algo más tranquilizadores.

Se sitúa el Celta a seis puntos del Villarreal con un partido menos en su haber, el que debe disputar frente al Real Madrid. Esto significa que los vigueses tienen todavía opciones de alcanzar puestos europeos y Eduardo Berizzo tiene la intención de pelear hasta el final de la competición para conseguirlo. Para ello es indispensable ganar este domingo en Balaidos, eludiendo el cansancio derivado de la disputa del partido de Europa League y uniéndose al Athletic de Bilbao en la persecución a Villarreal y Real Sociedad. Puede que incluso el Atlético de Madrid se meta en problema si se descuida y tropieza este fin de semana.

En cualquier caso, Berizzo rotará dando descanso a aquellos jugadores que tengan más minutos frente al Krasnodar, sin embargo la alineación celeste no será una simple lista de suplentes sino que combinará hombres importantes con jugadores menos habituales pero igualmente peligrosos. El técnico argentino ha conseguido que todos los hombres de su plantilla se sientan importantes y que lo den todo cuando salten al campo, sabedores de que si lo hacen bien, tendrán más oportunidades.

Los castellonenses, por su parte, quieren mantener la distancia respecto a sus perseguidores ya que perder también la sexta plaza en la clasificación significaría una hecatombe para un equipo que este año ya ha sido eliminado de Liga de Campeones, de la Europa League y de la Copa del Rey. La afición de El Madrigal exige alegría y Fran Escriba tiene el listón alto para concedérselas, sin embargo en los últimos encuentros el conjunto amarillo ha mejorado su juego significativamente. La vuelta a los terrenos de juego de hombres como Soriano, Soldado, Jonathan Dos Santos o Denis Cheryshev ha servido para reactivar al equipo, de tal forma que solo la lesión de Sergio Asenjo ha torcido los planes del técnico valenciano en los últimos tiempos.